ECONOMÍAS LATINOAMERICANAS
Video 1
América Latina en la SEGUNDA GUERRA MUNDIAL💀 - YouTube
Desde finales del siglo XIX,
la mayoría de los países latinoamericanos se habían insertado en el engranaje
del capitalismo mundial. Las economías se expandieron gracias a la exportación
de alimentos y fibras, la construcción de una red ferroviaria, la extracción de
minerales y petróleo -financiado con capital industrial y financiero
estadounidense y europeo, principalmente británico-.
A principios del siglo XX,
México, Chile y Perú eran importantes exportadores de plata y cobre, mientras
que Argentina era un notable productor de carne y cereales, Brasil de café
(aprox. 70% del mercado mundial), Cuba de azúcar, Centroamérica de plátano, y
Chile de salitre. El crecimiento fue siempre frágil porque algunos países
dependían demasiado de un solo bien para la exportación (monocultivos),
además del endeudamiento externo y la fuerte dependencia de las importaciones
de productos manufacturados y bienes de capital (fábricas, máquinas,
herramientas).
Este modelo exportador de
materias primas entraría en crisis debido a las fluctuaciones del mercado
mundial.
Tres momentos coyunturales –la
Primera Guerra Mundial (1914-1918), la Gran Depresión (1929-1933) y la Segunda
Guerra Mundial (1939-1945)- obligaron a las economías a introducir cambios
estructurales.
El momento decisivo fue la
Gran Depresión de 1929-1933 que tuvo las siguientes consecuencias en
Latinoamérica:
Caída del comercio
internacional con Europa y Estados Unidos.
Disminución de la inversión de
capitales estadounidenses y británicos.
Crisis de los mercados
internos por falta de dinero.
Desempleo, pobreza y
conflictos sociales.
Crisis de los gobiernos.
En la siguiente tabla se
observa la contracción de las economías latinoamericanas a raíz de la Gran
Depresión en términos de las exportaciones.
Aunque no todos los países
latinoamericanos sufrieron las mismas consecuencias de las crisis, se estima
que en 1933 las exportaciones se redujeron un 69% y las importaciones un 31%
(Martínez de Salinas, 2001), debido a que los Estados Unidos de América y los
países europeos implementaron políticas proteccionistas, aumentando las tarifas
arancelarias en sus fronteras, limitando así las importaciones de productos
latinoamericanos.
Las estrategias para suavizar
la crisis fueron distintas, éstas eran acordes a las características
socioeconómicas de cada Estado latinoamericano. La tendencia general fue el
abandono del capitalismo de libre competencia,
característico del liberalismo económico, para reemplazarlo por una política
de intervencionismo
estatal en la economía, incrementando el gasto público en
el Producto
Interior Bruto (PIB) y aumentando las funciones reguladoras del
Estado; es decir, el papel que tendría el Estado en la economía (con la
creación de leyes, así como la participación en la extracción, producción y el
comercio de bienes, entre otros).
Algunos países pequeños
recurrieron al endeudamiento
externo; otros al proteccionismo con
la reducción de importaciones, tarifas aduaneras y apoyos financieros
(subsidios) para los productos locales, mientras que los países industrialmente
más avanzados (México, Brasil, Argentina, Chile Uruguay) fueron sustituyendo
las importaciones con productos locales, buscando entablar relaciones
comerciales con otros países, como lo hizo la Argentina comerciando productos
ganaderos con Inglaterra.
Esta política económica
conocida como “industrialización
por sustitución de importaciones” se logró con base en una fuerte
participación del Estado, una reorganización social y mediante la creación de
nuevas instituciones públicas que administraban y gestionaban la economía
nacional. En México se creó, por ejemplo, Petróleos Mexicanos (PEMEX) en 1938;
en Chile se fundó la Corporación Chilena de Fomento (CORFO) en 1939 para
canalizar el crédito público hacia actividades productivas, especialmente la
industria; en Argentina el presidente Perón estableció el Instituto Argentino
para la Promoción del Intercambio (IAPI) en 1947, organismo que monopolizó y
reguló la compra y venta de los cereales argentinos; y en Brasil el Estado
Nuevo de Getúlio Vargas estableció varios monopolios estatales como la Fábrica
Nacional de Motores (1942) para producir automóviles y aviones.
Con esta política sustitutiva
de importaciones hubo una fuerte expansión del mercado interno y luego durante
la Segunda Guerra Mundial también del mercado externo, exportando los productos
de manufactura nacional a los países en guerra.
El presidente Getúlio Vargas
frente a un avión M-5 producido en la Fábrica Nacional de Motores.
Fotografía recuperada de
MATTOS, Marco Aurelio: “La saga de la construcción de aviones en Brasil
(1910-1945)”, ponencia presentada en el “II Congreso de Historia Aeronáutica
Argentina”, Buenos Aires: 6-9 de septiembre de 2012.
La reforma económica fue
exitosa en las décadas de 1930-1950 pero tampoco fue un camino de rosas, pues
al mismo tiempo que disminuía la dependencia de las importaciones de bienes de
consumo básicos (alimentos, bebidas, textiles, calzado, electrodomésticos,
bicicletas, productos químicos y farmacéuticos), ahora elaborados propiamente,
aumentaba la dependencia tecnológica para dotar a las nuevas industrias de las
máquinas, materias primas, herramientas y recursos humanos necesarios. Carlos
Malamud señala que las aportaciones del sector industrial al Producto Interno
Bruto (PIB) fueron modestas hasta 1939 “Sólo en Argentina alcanzaba el 23%, en
Chile el 18%, México el 16%, Uruguay el 15.9%, Brasil el 14.5%” (Malamud, 2010:
413-414).
En materia financiera, hubo
grandes avances con el establecimiento, impulsado por los Estados Unidos, de
Bancos Centrales que tenían la tarea de emitir la moneda nacional, de definir
las normas y operaciones financieras, las tasas de interés y la estabilidad de
precios.
La reorganización y el
despegue económico generaron en las décadas de 1930-1950 nuevas
contradicciones, desequilibrios y desigualdades que fueron más evidentes en los
años siguientes. Así, es importante enfatizar que en la mayoría de los países
latinoamericanos: Bolivia, Brasil, Colombia, Cuba, El Salvador, Honduras,
Guatemala, Nicaragua, República Dominica y Venezuela, la dependencia de las
exportaciones siguió representando la fuente de ingreso principal, incluso un
solo producto equivalía a más de la mitad de las ganancias (Malamud, 2010:
407).
A pesar de que los países
lograron una mayor integración regional en un solo mercado nacional a través de
las grandes obras de infraestructura, las conexiones y vínculos económicos en
el continente fueron relativamente limitadas. Por ejemplo, la península de
Yucatán en México no estaba enteramente integrada con el resto de la República
y aún menos con Guatemala y Belice. La mayor parte de sus actividades
comerciales las realizaba con los Estados Unidos y por vía marítima (Malamud,
2010: 405).
https://www.youtube.com/watch?v=PsJbM6UxqIg